domingo, 5 de diciembre de 2010

Pequeños datitos

El maestro y la dramatización:

Cuando el educador sugiere a los niños, aisladamente o en grupo, que interpreten, por ejemplo, el vuelo de una bandada de gaviotas o que imiten a un tren en marcha, no está recortando la libertad del niño, que tal vez preferiría representar una pelea entre vaqueros del Oeste o una carrera de coches. Lo que hace es abrir los cauces a través de los cuales el niño pueda actualizar su espíritu de observación, sus recursos creativos para suplir todo lo que le falta, y su capacidad de expresión para comunicar lo que él entiende por bandada de gaviotas o marcha del tren. De igual modo que cuando juega a los toros con sus compañeros no tiene por qué jugar a la vez a los indios. Libertad no es sinónimo de anarquía, como espontaneidad no debe serlo de capricho.
Esto no significa que deba exigírsele al niño en gestos, palabras y sonidos, la perfección formal que han de tener los profesionales. Para el niño todo esto tiene que ser juego y simplemente juego.
La fantasía de niño le hará imaginar dentro de la bandada de gaviotas el vuelo de una herida. Es muy libre de hacerlo. La aceptación de las reglas del juego tan sólo les pide que interpreten el vuelo de las gaviotas y cada uno lo cumple a su modo.  


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